HUMORES MERCURIALES
Definitivamante... Quizá
jueves, septiembre 03, 2015
viernes, junio 09, 2006
Hijo
Al cabo de no más de veinte días de tener un hijo enredando en mi, hasta ahora,
aseada vida, me sigue pareciendo una de las cosas mas hermosas e
increíbles que la naturaleza nos arroja a la cara (la enésima
muestra de lo infinitamente poderosa y superior que es a nuestra
miseria cotidiana).
Pues sí,
hace ya mas de tres semanas que soy padre y es ahora cuando puedo
decir que no me siento orgulloso en absoluto. Me siento sobrecogido y
muy emocionado.
No me siento
dueño de este pequeño ser humano que vive con nosotros. Me siento
responsable y protector. Su vida es suya y yo incidiré en ella sólo
el tiempo necesario y suficiente.
Espero que
me enseñe mas cosas que yo a él y que su educación sea la mía.
Que los días nos pasen sin muchas putadas y que nos echemos la
siesta juntos alguna que otra vez.
Intentaré
no volcar mis frustraciones en él y que sea lo que yo nunca tuve
cojones a ser.
Tan sólo
hay una cosa que si me gustaría...bueno dos...me sea buena gente y
que viva la música como la vivo yo. O un poco mas.
No
susprises.
Buenas
noches canijo.
miércoles, marzo 15, 2006
sábado, enero 07, 2006
Conversaciones en paralelo
Me gustaría
aprovechar la poderosa influencia que mi existencia ejerce en el
devenir de éste mundo para exigirle a los que tanto disponen sobre
nosotros que, por favor, pongan fin a las conversaciones en paralelo.
Esas conversaciones en las que el SUJETO A habla de lo importante e
interesante que es su vida, de lo profundo y acertado de sus ideas y
en las que a su vez el SUJETO B habla (cuando le toca su turno, eso
si) de sus ideas tan acertadas y profundas, de su vida tan
interesante e importante sin saber de qué cojones está hablando el
SUJETO A. Conversaciones que no se cruzan en ningún punto del camino
y que acaban justo un segundo antes de empezar.
Cada día me
gusta hablar menos de lo que vivo, total solo me importa a mí y ya
me tengo muy visto.
Buenas
noches.
La bicicleta del pez
En el camino que nos llevaba de vuelta le contaba historias de gentes que se odian y amores que se pierden. Yo siempre andaba de espaldas para poder ver su cara a cada instante. Ella me hacía feliz con sus ojos de cobre y mimbre y supongo que con mi palabrería ella, a su modo, no era infeliz. Nunca me quiso con el atropello con el que yo lo hice pero supo darme lo justo para no dejar de desear cada día que lo hiciera. Una vez creo que hasta me deseo, pero nos pilló dormidos.
Sé que yo le hacía la misma falta que a un pez una bicicleta y sin embargo nunca me apartó de su lado, nunca hubo hielo en sus palabras y eso me quemaba por dentro. Hubiese preferido saber que era la chica más estúpida de la tierra para odiarla con falso motivo antes que sufrir cada día su dulzura y eterna sonrisa.
Hoy he vuelto a verla y he caminado un rato de espaldas. Mi mujer me ha dicho que estoy cada día mas raro.
Sé que yo le hacía la misma falta que a un pez una bicicleta y sin embargo nunca me apartó de su lado, nunca hubo hielo en sus palabras y eso me quemaba por dentro. Hubiese preferido saber que era la chica más estúpida de la tierra para odiarla con falso motivo antes que sufrir cada día su dulzura y eterna sonrisa.
Hoy he vuelto a verla y he caminado un rato de espaldas. Mi mujer me ha dicho que estoy cada día mas raro.
lunes, enero 02, 2006
Lo que les empuja
Algunos días cuando paseo y llevo la cabeza por encima de mi cuello veo a muchas personas mayores (sobre todo mujeres) moverse infinitamente despacio por las calles aferrados a sus "gallaos" tirando del carro de la compra y me pregunto que será lo que les empuja, que tendrá la vida para que sigan yendo a por sus mandarinas a la plaza, para que sigan buscando en el mercado de la semana esa chaqueta que les va a hacer falta en el invierno que se acerca, para que se levanten cada mañana solos y tengan la fuerza de lavarse, arreglarse y enfrentar un nuevo día sin mas compañía que cuatro recuerdos mal contados y una familia que no los visita.
A veces los observo durante unos minutos y su cuerpo es como el mapa de la vida. En sus caras veo el silencio enquistado, en sus manos la honradez del trabajo, en sus piernas la lucha contra la prisión de la pereza y en su espalda un ingrato final de una vida regalado a quienes ahora apenas ve.
Es algo que a veces me llega a obsesionar y que es la perfecta excusa para avivar mi puñetera tristeza de otros.
Como motas de polvo
Siempre te sueño sentada a mi lado en un parque. En silencio. Los niños juegan alrededor nuestro, alborotando y llenando de vida las nuestras que ya se vacian. Imagino que al cabo de nuestros días, pocos de ellos habrán sido de basura y escombro y que nos ha quedado el consuelo de haber compartido lo mucho o lo poco que hayamos tenido. Haber vivido sin convencimiento pero sin sufrimiento. Ni infringido ni recibido. Con la muerte aceptada y los pies calientes.
viernes, diciembre 23, 2005
No tengo porque
De cuando en vez me levanto triste como un fado. Me doy cuenta enseguida. Va a ser uno de esos dias en los que mejor sería estar a solas con esa sirena puñetera que busca mi naufragio. No tengo porque arrastrar a nadie en mi deriva y menos cuando me produce placer esa alargada tristeza que me invade, ese sutil sentimiento de querer llorar a chorro y que me colma de una extraña alegría. Nadie entendería que podría reir con mi llanto, que podría sentirme entonces feliz.
No pretendo ser ningún tipo de dios, pero de vez en cuando siento una pena horrible por este mundo en el que me muevo a empujones de vida y cariño de aquellos que tanto y tan bien me quieren, vivos o no.
martes, diciembre 20, 2005
Complementos
Sucede a veces que se acaba el día arrastrado, apelmazado y con una espesa sensación de haber dejado las horas derramarse acequia abajo. Si queda algún poso de sangre en las venas se enciende la vela y se repasan esos papeles que ya llevan mas de una vuelta sin haber sido exprimidos. Si no es ese el caso, que precisamente es el caso mas frecuente, se sabe que no hay nada que hacer, que no hay pelea que valga y que lo mejor es arrojarse a la tela de araña que la música, hermosa dama, teje en el rincón.
La espiral empieza a girar y a crecer en los oidos y todo en el interior se vuelve blanco y permeable. Se piensa entonces que es ese el momento del día en el que por primera vez se siente la vida.
El vértigo es tan abismal y son tan acertadas las sensaciones que hasta el paladar se agrieta.